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Carencias: Trauma I

La ruptura:

Ya el mero hecho de nacer es un trauma que debemos afrontar: E intuyo por lógica más que por una cadena sucesiva de recuerdos, “estar unido a ti Madre y ser uno contigo”; tu calor es el mío en la bolsa embrionaria en la que inconsciente evolucionaré, y desarrollaré en los siguientes meses; Siento el ritmo de la vida envolviéndome, mi corazón latiendo al unísono con el sonido de la vida que me une a la tuya, sonidos del exterior y por qué no tus susurros cariñosos, cuando mis piececitos se alojan en tu costado, produciéndote una exclamación de sorpresa y alguna que otra carcajada, pero aquí dentro estoy feliz en mi soledad supervisada por el amor y sintiéndome fruto deseado y buscado desde el amor.

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Hoy me veo obligado a inclinar mi cabeza ejerciendo la misma presión que tus músculos desarrollan sobre mi pequeño cuerpo. Mi pequeño reducto de confort comienza a dar síntomas de inestabilidad a medida que las contracciones se realizan periódicamente con más intensidad, las vibraciones de las tenues paredes rosas se acentúan en cada dilatación al compás de tus contracciones, ocasionando con estas el preámbulo al sufrimiento tanto por tu dolor como por mi llegada a la vida, donde unas manos frías me manipulan separándonos y cortando nuestra unión umbilical, para más tarde experimentar el llanto desgarrado y la vulnerabilidad, por primera vez sabría que es el dolor el exilio y con ello la inestabilidad de lo que somos, donde vamos, y por que venimos a este mundo,

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